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Una piraña en el bidé

Crónica veraniega: Nombres de aeropuertos

Solo como un poeta en el aeropuerto...Siempre me han gustado los nombres de los aeropuertos. No se por que, me han llamado siempre la atención. Cuando viajo a algún sitio me gusta saber el nombre del aeropuerto, no solo por saber donde aterrizo y tener esa información sino para intentar memorizarlo. Hay algunos de los que no he podido conocer su nombre como el de Santo Domingo. O era algo tan sobrio y poco original como Aeropuerto Internacional de Viena o de Cancún.
¿Quién le pondrá el nombre a los aeropuertos? ¿A quién se le ocurrirá decir pues a este lo vamos a llamar fulanito? Al encargado de ponérselo me gustaría decirle que lo de aeropuerto internacional no vale:
- Oiga es que yo a mi "aeropuetto" le quiero pone "Aeropuetto Intennacional de Villatobas de abajo"...
- Aaaah no, no vale no vale y no vale, no me vale pan y tomate...
Está prohibido, invéntese otro nombre. Un poquito de imaginación y de por favor a la hora de ponerle nombre a su aeropuerto, señor. Que menos que un nombre original con lo que habrá costado hacerlo. En cambio, si recuerdo otros nombres algunos con especial cariño, Gatwick y Heathrow en Londres, Fiumicino en Roma, Schiphol en Amsterdam, Charles de Gaulle en París, Marco Polo en Venecia, Malpensa en Milán, Ferihegy en Budapest, Eleftherios Venizelos en Atenas, Ruzyne en Praga, Reina Sofía en Tenerife, Peinador en Vigo, El Prat en Barcelona y por último Barajas en Madrid.
Como dice el Sabina "He llorado en Venecia, me he perdido en Manhattan, he crecido en La Habana, he sido un paria en Paris, México me atormenta, Buenos Aires me mata...""...pero siempre hay un vuelo de regreso a Madrid..."

3 comentarios

Antonio Jose -

Estaba referido a denominar el nombre de una estación con "-Término".

No obstante tu visión me gusta, no lo había pensado... :-)

Cantabrona -

Perdona que disienta en este tema, Antonio José, pero el fin de un trayecto no es sino el principio del viaje en al menos el cincuenta por ciento de las ocasiones (el otro cincuenta lo supone la vuelta con lo que sí sería el fin) y no creo que Renfe sea la culpable de ello. En fins, quizá sea que soy demasiado pragmática y poco dada a reflexiones filosóficas de este tipo, pero lo cierto es que, y perdóname si mi obstrucción mental te ofende, me he perdido uun poco con tu comentario...

Un beso ;)

Antonio Jose -

A mí, que soy más del suelo, me sorprende la escasez de imaginación con las denominaciones de las estaciones de tren: "Santa Justa", "Atocha"...aquí sorprende el nivel de esfuerzo al que se sometió a algún denominador común múltiplo... Lo más triste es cuando uno va a reservar "vuelo" a ras del suelo y se encuentra con que su destino es el fin, el acabose, no sólo el nombre simple sino que además ahí se termina, ¿todo?
Como rezaba aquel escudo que adornaba la bandera... "Non plus ultra" y el todopoderoso RENFE lo ha hecho suyo.