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Una piraña en el bidé

De niños y perros...

Silvia y ElenaHay dos cosas en este mundo que me gustan mucho: los niños y los perros, ambos me provocan un estado de tranquilidad, sosiego mental e infinita paciencia que no he logrado nunca con otro tipo de personas. Si bien los perros conservan esa propiedad hasta que mueren, no sucede lo mismo con los niños que terminan creciendo y dejan de gustarme. Durante unos catorce años tuve un perro pequinés que se llamaba Nuria (mis abuelos odiaban los nombres de perro), y digo tuve por que aunque la perra era de mis abuelos desde que nos conocimos entablamos una amistad especial. Tan particular fue el asunto, que al único que no mordió nunca fue a mí, siempre estaba conmigo y siempre buscaba mi complicidad para todo. Pasábamos muchas tardes juntos, nos sentíamos bien, sabiendo tanto el uno como el otro que estábamos ahí, ella a mis pies y yo sabiendo que allí estaba.
De un tiempo a esta parte (dos años y algunos meses), tengo dos sobrinas, Elena y Silvia. Me gusta estar con ellas y que me cuenten sus historias del colegio, con la señorita Inés o con Daniel o ver como mira fascinada mis muñecos y películas y las comentamos, Heidi, Nemo, los Hoobs (Elena), o simplemente observarlas mientras ríen o intentan darse una vuelta cuando están acostadas mientras dábamos un paseo en cochecito (Silvia)...
Me gustaría que se quedaran ahí...que no crecieran, que Elena siguiera con su manera de ser revoltosa e inquieta, curiosa y con muchas ganas de aprender y Silvia con su vivir pacífico y risueño y su manera de observar la vida...crecerán inevitablemente y ya no será lo mismo, no digo que no las vaya a querer...pero ya no será lo mismo...y encima ya no tengo perro...

2 comentarios

Beatriz -

¡Y también tienes un ¿alebrige? con vida propia!. No te preocupes. Todos los momentos de la vida tienen su encanto si sabes encontrarlo y estoy segura de que alguien que escribe del modo que tú lo has hecho en "De niños y perros..." sabrá admirarse también cuando Silvia y Elena sean mayores. No será lo mismo, pero ¿quién quiere que se congele el tiempo?. Bueno, a veces yo, aunque si lo pienso bien, es mejor dejar que pase.

PD.: Por cierto, Rebeca ¡Qué guapas son vuestras sobrinas!.

Rebeca -

¡Pero tienes cinco preciosas plantas! (y es que una, intuyendo el potencial melancólico del arriba escribiente, siempre ha considerado como algo muy práctico lo de fomentar el amor por las amiguitas del Padre Mundina).
PD.: por cierto, es realmente contraproducente para el estado de ánimo escribir en horas noctámbulas, las pequeñeces se convierten en problemas y nos tomamos mucho más en serio a nosotros mismos.