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Una piraña en el bidé

El primo Luis (I)

El Primo Luis en acciónOdio el verano. Además del hecho innegable de que los gordos lo pasamos fatal en esta estación por que parecemos bulldogs, todo el día con la lengua fuera y sudando, hay otro motivo y es que haya que dormir con todas las ventanas abiertas. Y diréis ¿cúal es el problema? yo os lo explicaré...
El otro día nos fuimos a la cama y como de costumbre en estas fechas en las que todavía las noches resultan agradables abrimos la ventana de nuestra habitación, resulta que las ventanas de mi casa dan a un callejón cortado al tráfico y que decidieron tomar como centro de reunión unos chavales con sus vespinos a eso de las 2:30 de la mañana carrerita para arriba, carrerita para abajo con la vespino sin silenciador en el tubo de escape, risas a la sombra de unos litros solución rápida y beneficiosa para todos: levántate, tranquilízate y cierra las ventanas.
Al cabo del rato de sueño y cuando el calor se hacia insoportable me tuve que volver a levantar para abrir las ventanas a eso de las 5:30 o seis menos cuarto. Aprovechando los albores matutinos, también los pájaros se confabularon para ponerse a piar todos al unísono, montando una escandalera de mil pares de cojones. A pesar de conseguir que me despertara decidí dejarlo estar, en cuanto empezara a amanecer un poco más en firme los pájaros terminarían por irse. Los pájaros cedieron el turno a sus hermanas las palomas, las ratas con alas como las llaman los amigos Luis y Silvia, que aprovechan los alfeizares de mis ventanas para practicar el "ars amandi" que diría el poeta Horacio, y venga arrumaco por aquí y venga arrumaco por allá dando la barrila al personal durmiente hasta eso de las 9 de la mañana que fue cuando apareció el primo Luis.

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